Despues de la lluvia.
Colado y Picado por Javier A las 10:36
Feliz infancia.
22 de septiembre. Primer día primaveral para el hemisferio sur.
El sol entra por el gran ventanal del living, atravesando las chillonas cortinas de verde fosforescente con flamencos rosas.
El reloj le dice que falta poco. Hace solo una semana aprendió a ver la hora y se siente orgulloso de ello y de saber abrocharse los cordones.
Permanece sentado en el sillón, mirando en el techo los globos que parecen bailar una canción de José Luís Perales. Le preocupa tener entre todos sus globos dos infiltrados, ambos de color rosado; Para él y sus amigos, ese color se reserva solo a las niñas. Desgraciadamente estos se encuentran fuera del alcance de su metro y algo de altura, por lo que se rinde y prepara la mejor respuesta en caso de burlas: serán para su prima Paulita.
Su pelo rebelde engominado, la camisa cuadrillé con olor ha “guardado para la ocasión” y la humita azul marina le parecen la vestimenta ideal para su cumpleaños.
Javier no espera a sus amigos; ninguno de ellos tiene la menor idea de donde vive o como llegar. Sin embargo prepara la música “infantil”, pues sabe que sus primos llegarán igual.
A medida que llega la gente, llegan sus ansiados regalos. No le gustan los que son blandos, tienen una alta probabilidad de ser ropa o toallas, y Javier quiere juguetes.
Luego de unas horas le cantan el Cumpleaños Feliz. No le gusta esta instancia; no sabe a quien mirar, si cantar o no, si aplaudir o hacer un gesto idiota. Ni si quiera cuenta las velas, solo las sopla: el terminar de comer la torta indicará que los niños deben dejar la mesa a los adultos, y que pronto se abrirán los regalos.
Rápidamente coloca el casette de cachureos y nubeluz. Conocen las letras y coreografías, y mientras los niños bailan, un tío graba con una inmensa videocámara. Javier intenta hacer las coreografías con su prima Paulita, pero ella disfruta de los globos y baile por su cuenta. Le da envidia que su hermana y prima Camila puedan bailar perfectamente.
Llega el anhelado momento de los regalos. A medida que los abre entre el tumulto, su felicidad aumenta. Un rompecabezas de Jurasic Park, una tribu de indios en miniatura y los Shampoo y bálsamo de su abuelo aún siguen en mi memoria.
Javier soy yo. Sin embargo no soy el mismo. Los cambios supieron borrar ciertos aspectos de mí y de mi vida.
http://chicosgrandesescritores2008.blogspot.com/
Colado y Picado por Javier A las 16:06
Para vós!
Colado y Picado por Javier A las 17:21
iluso?
Las razones se vuelven imaginarias
o mucho menos que objetivas.
¿En esto me he vuelto?
¿En lo que muchos llaman "ilusos"?
Es irremediable;
volver a atrás sugiere un cambio,
y quien sabe cuanto se pierde por cambiar.
Si, soy cobarde.
El cambio me asusta.
Son las 11:16.
Recordé automáticamente la canción de Fito Páez. Aquella de los niños callejeros que se encuentran para seguir sus vida indefinidamente juntos. Eso es ser iluso.
Si.
Y yo sueño con que me ocurra algo así. Romanticón.
O al menos lo suficiente para que algún pelagato escriba una canción; con la melodía mas mamona jamás creada.
Y se que muchos la amarán.
Será un placer culpable...
como lo es para algunos Gonzalo Yánez... O Marco Antonio Solís.
Colado y Picado por Javier A las 16:59
A quien nunca sintió nada.
¿Cuantos "nada" son los necesarios para sentirse vacío?
¿Cuantos "vacíos" son los necesarios para verse hundido?
Saco cuentas inexactas, con números imaginarios. Sumo hechos que le aportan o quitan lo poco que hubo.
No alcanzan los dedos para contar las veces que quise morir; ni los dientes para las que quise vivir.
Resto noches vacías sin sueños, en donde buscaba razones para tanto sufrimiento. Finalmente solo resolvía que el sufrimiento era una estupidez subjetiva y vana.
El café se ha vuelto amigo y confidente; las lámparas simples observadoras de una historia que se actualiza a diario y que es plasmada en un viejo cuaderno de hojas amarillentas.
El alma sola pide a gritos el abrigo y refugio del amor. Nada.
Resultado posible: tu amor me duele.
Conclusión:
Tu ausencia me deja en la nada. Lo suficiente para sentirme vacío.
¿Hundido?... Nunca.
Colado y Picado por Javier A las 16:46